martes, 27 de diciembre de 2011
Se pide consejo
domingo, 25 de diciembre de 2011
Se revuelve impaciente, sentado en su rincón, enfurruñado como un niño sin regalo de navidad.
Me mira con enfado, porque sabe que quiero dejarlo salir, pero no puedo. Y mientras con una mano le sujeto para que no se escape, con la otra trato de atrapar palabras que me esquivan, y ganas que no me quieren.
Y él sigue esperando, dando pataditas a la pared, dejando oscuras huellas a media altura, mientras por la ventana veo plumas nevar.
La pureza me aguarda. Quizás sea el miedo lo que me retiene. El miedo a descubrir qué hay más allá.
Y la maldita responsabilidad es un lastre que retrasa mi paso, que obstaculiza un camino largo tiempo anunciado, hasta que deje de nevar.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Definición
Pesimismo = "Voy a hacer galletas, improvisando aunque después de haber leído sopotocientas recetas, y espero que me queden bien".
Realismo = "Voy a hacer galletas, improvisando, aunque he leído alguna receta, y espero que sean comestibles".
Resultado (antes y después):
Por lo menos estaban buenas...
La próxima vez, menos mantequilla.
domingo, 4 de diciembre de 2011
Picoteo sano y sin horno
como mi estimado público me ha pedido que haga alguna receta también sin horno, aquí va una. Te la dedico, Panda de Acoso Sexual.
¿Alguna vez has tenido una reunión en casa, y no has sabido qué preparar? ¿Tenías que hacer algo ligero, sencillo, pero a la vez rico, y estabas falto de ideas? ¿Y encima la pija asquerosa esa te seguía diciendo que había mil cosas, y en sus reuniones aparecía todo perfecto y elaborado, y te dejaba super mal?
¡Pues eso se acabó! Este es el fin de tus preocupaciones. Con esta receta triunfarás en todas tus fiestas; un plato sencillo, sabroso, y para toda la familia. ¡Y no engorda! (como la comida china).
El único problemilla es que no vas a ligar en toda la noche. Es como los malos estudiantes. Repite.
Como esta receta no tiene título, os lo dejo como:
Vinagreta de verduras para untar con doritos y queso reelaborada a partir de un plato del Fosters.
Ingridients para 2 personas (si son más, multiplíquese; adáptese también al gusto, y según el hambre que se tenga):
- Cebolla, 3/4.
- Pimiento rojo, 1/2.
- Pimiento verde, 1/2.
- Tomate, uno entero.
- Aceite.
- Sal.
- Zumo de limón.
- Orégano.
- Doritos sin sabor (osea, que no sean de queso, ni picantes ni nada, aunque podéis hacer lo que mejor os parezca).
- Queso havarti de Mercadonaaa, Mercadonaaa.
Priparación:
Se coge una tabla, un cuchillo, y se lavan los ingredientes. El aceite no. Ni la sal. Eso no hace falta. El orégano tampoco, que luego queda como una sopa.
Se pica todo en daditos pequeños. He estado buscando cómo se llama esto de forma profesional, pero es un coñazo. Así que, en daditos pequeños.
Según se va cortando, se echa en una ensaladera de tamaño medio.
Cuando está cortado todo, se echa sal, aceite y el zumo de limón, y orégano al gusto del consumidor. Se revuelve y eso ya está.
En un plato, se extienden los doritos y se les ponen por encima cachos de lonchas de havarti. Se calienta al microondas hasta que se derrita, se deja enfriar un poco, y voilà!
Ahora, con los doritos coges un montoncito de mezcla, y te lo comes. Nosotros lo zampamos anoche para ver el fútbol, y estaba super bueno. Es algo fácil de hacer, rápido, sano y muy sabroso.
Si sobra, se puede mantener bien en el frigo, y utilizarlo también para acompañar sandwiches, ensaladas, etc.
Bon apetit :D
jueves, 24 de noviembre de 2011
Champiñones a la estufa
Ingredientes:
Ajo - perejil Champiñones
Aceite oliva Cebolla
Sal Jamón serrano o bacon
Pimienta blanca Nuez moscada (sin moscas, por favor)
Harina Leche
Queso Agua
Preparación del ajo - perejil:
Se mete el perejil en la picadora de la batidora. Aprieta bien para que entre todo
Después, prepara un vaso de cocacola con hielos (porque está del tiempo) para tu madre, que tiene la tensión baja.
Para todo ese perejil, yo pongo estos ajos. Pero lo hago a ojo, como las abuelas. No soy abuela. Ni vieja, pero es la mejor manera de cocinar. Lo que te pide, ya vas viendo, etc. Así que ya váis viendo cómo os gusta. Si os gusta más ajoso, más ajo; si os gusta menos ajoso, menos ajo. Pero tened en cuenta que aleja a los vampiros. En serio.
A continuación, dale de comer al perro, que tiene mucha hambre. Mira qué carita pone, qué ojitos, qué mirada. Quién se puede negar así...
Mierda, otra vez. Joder, que dejes de extorsionarme, perro. Estás malo, solo puedes comer arroz... Vale, te echo un poco de pollo. Pero que sea la última vez!
Cuando tu madre te haya dejado tranquilo, y tu perro se haya calmado / dormido / ido a ocupar Su Sofá, echa los ajos en rodajas en la picadora, echa un chorraco de aceite por encima y pícalo todo hasta que quede bien picadito. Entonces, mételo en un bote que se pueda cerrar herméticamente (para que no le salga vida) y cúbrelo todo de aceite. Así:
Bualá. Con esto ya puedes hacer cosas ricas. Lo puedes echar en guisos, en sofritos, en tortillas de francesa, en la espalda de tu novia, y si lo mezclas con mahonesa queda un alioli especial, suave y delicioso.
Pero cuidado!! No te confíes!! Solo puedes sacarlo de ahí con cosas de madera. Cucharas, tenedores, mangos de cuchillo, máscaras de asesino, etc.
Preparación de los champiñones estufados:
Aprovechando que no hemos conseguido quitar todo el ajoperejil de la picadora, echamos ahí en rodajitas la cebolla para que se pique muy finito, porque vamos a hacer la bechamel en el sofrito y así queda más fino. Pero no adelantemos acontecimientos que si no se nos estresa el perro.
Corta la cebolla en rodajas, al vuelo, y echala ahí.
Yo suelo echar como esta cebolla:
Pero porque me gusta con mucha cebolla, que viene bien para la... cabeza.
Los champiñones hay que comprarlos que sean gorditos para que se rellenen bien y estén más sabrosos. Gorditossss....mmmm...
Después, aunque suene muy cruel, les arrancas el rabo. Así. Les apoyas en la palma de tu mano y, aunque lloren, lo mueves lentamente hacia los lados hasta que se suelta. Se rompe muy bien y suele salir entero, aunque hay que hacerlo con cuidado.
Nota: misterios de la vida, algunas fotos se han girado solas. Lo prometo, solas. Pero no voy a subirlas otra vez. Sería la cuarta...
Ahora viene lo más coñazo. Si vives con tu madre, intenta endiñárselo a ella. Si no, ensáñate mucho con los rabitos. Vendrá bien a la receta, y podrás imaginar que es el gilipoll... el ese que tan harto te tiene. Córtalo finito. Eh, finito. Y si se te ha roto algún champiñón, porque eres un poco torpe, no te preocupes. Yo también los corto con los rabitos arrancados.
Cuando casi lo tienes todo cortadito, pones la cebolla a pochar en una sartén ancha de base, con aceite que cubra la base, pero no demasiado, a fuego medio-alto (yo pongo 5/6), y lo dejas que se vaya haciendo.
Después, echas los champiñones cortaditos en la sartén, y vas removiéndolo todo. Échale sal, que si no luego esta soso. Un par de pellizquitos, no te pases, ya echaremos más luego. Y si quieres, una cucharadita de ajoperejil. CON CUCHARA DE MADERA!! Que se oxida.
Estará hecho cuando veas que va cambiando a un color más marroncito oscurillo, así:
Yo lo llamo color champiñón hecho. Tengo que patentarlo.
Corta el jamón serrano (o bacon, si te gusta más) (o si eres vegetariano, sáltate este paso y echa algo que se te ocurra que pueda quedar rico como... umm.... como un poco de puerro picado también. O más cebolla). Lo que venía diciendo, corta el jamón serrano en taquitos finitos. Yo he echado eso porque es lo único que he conseguido sacar del jamón sin rebanarme los dedos, que ya me los había quemado un poco antes (¡cuidado con las sartenes, que queman las muy japutas!). Pero podéis echar algo más. O comprarlo cortado, que es más cómodo.
Ahora ojo. Vamos a hacer la bechamel en el propio sofrito, así coge bien el saborcillo del mejunge este. Ten preparado cerca el bote de harina, una cuchara, el cartón de leche, pimienta blanca y nuez moscada. Porque seguro que estás cocinando solo. Si no, limítate a revolver y que lo eche otro, o bicepsversa.
Echa dos cucharadas de harina y revuélvelo todo rápido. Como a estas alturas quedará poco aceite por la sartén, mézclalo bien hasta que deje de haber cosas blancas. Lo blanco es la harina. Harina, de la de comprar para hacer comida. No de la de meter por la nariz.
Verás que el mejunge empieza a coger otra consistencia, se apelotona tó, y parece que se crece un poco. Entonces, echas un chorraco de leche que lo cubra todo. Leche de la de vaca. De brick, vamos.
Como estará todo agrumosado y apelotonado, vas aplastando cada montoncito de masa para que la leche entre bien en las cosas harinosas. Vas revolviendo, con cuidado de que no se pegue, que es muy violenta, y vas apachurrando también para que se disuelva bien todo.
Lo normal es que chupe la leche enseguida, así que puedes echar más.
Este es el momento de echar otro poco de sal, pimienta y nuez moscada. Cuidado con la nuez de la mosca. A mí se me suele caer siempre un huevo, y luego sale un poco dulce todo. Si te pasas, echa más leche, revuelve y deja que reduzca.
No tarda casi nada en reducir. Cuando la mezcla hierva, y veas hacer plop, plop, plop (burbujitas), ya lo puedes retirar del fuego y rellenar los champiñones.
Este es el momento también, cuando todavía está bien caliente, de coger un poco, soplar bien - que quema - y probar a ver cómo te ha quedado el relleno. Porque con esto vamos a rellenar los champiñones, la comida del perro era arroz.
Echas un poco de sal por encima de los champis, y si quieres también queso rallado. Poco a poco vas poniendo un poco en el hueco de cada champiñón. Es mejor poner poco al principio y, si sobra coso, pues le echas más después. A mí me suele sobrar y los champiñones acaban totalmente deformes, pero están más ricos.
Y cuando terminas, les pones queso. A unos les he puesto lonchas de Havarti, a otros queso rallado. El queso nunca es demasiado, así que a gusto. Mozarella rallada también queda bien.
Y en la base echáis un poco de agua. Un día que me apetezca probaré a hacerlos con un caldito y un poco de vino, pero otro día. Hoy solo tenía cocacola.
Después, les metéis al horno, precalentado de un ratejo, como a 180 - 200 ºC y lo dejáis, no sé, ¿media hora? Es que cada horno es un mundo. El mío se llama Panoplia, y están en pleno referendum constitucional para decidir si permiten hornear bizcochos en su país sin destruirlos en el proceso. Es muy interesante. Según lo que decidan, en mi casa se volverá a comer bizcocho entero, o se procederá a deglutir bizcochos adonutsados.
Sabréis que están hechos porque el champiñón entero se pone marrón, y porque empieza a oler bien y a entrar hambre. Normalmente el agua se habrá convertido en salsa con lo que suelta el champi y el queso que se derrite.
Mañana, cuando los haga, actualizaré la receta y os dejaré otra foto. Hasta entonces, bon apetit!
viernes, 28 de octubre de 2011
Pasión
Su cabello se extendía sobre la almohada, ondulado y sedoso, oscuro como la sombra de la noche. Estaba suelto, esparcido, como si, descuidada, acabase de reposar allí su bien formado cuerpo. Aquella suave oscuridad contrastaba con la palidez de su piel, efecto atenuado por su vestido color perla.
Acarició con su mano áspera la mejilla de ella, suavemente, como si temiera despertarla. Apartó un mechón de su frente, y se admiró de su hermosura una vez más.
Envalentonado por su gesto - jamás lo habría creído posible -, recorrió su cuello, hasta llegar al intrincado encaje que cubría su pecho. Era una mujer delgada, pero bien formada. Aumentando su osadía, apoyó la cabeza sobre el pecho de ella, al tiempo que con su otra mano estrujaba la cintura, acariciaba todo su torso, y rozaba levemente aquellos labios.
Lo habría dado todo por tenerla en su vida. Le habría comprado hermosos vestidos que realzaran su busto, zapatos con los que bailar en las fiestas a las que la llevaría, perlas que brillasen junto a su pelo, y un lecho donde yacer juntos hasta que los primeros rayos del sol despertaran a la aurora.
Se imaginaba llevándole zumo de naranja - habría sido su favorito, natural y recién exprimido -, tostadas y un café, besando su mejilla y sentándose en una mesa de hierro forjado en el porche, a leer el periódico bajo el cálido sol invernal.
Quizás habrían tenido un perro, no un hijo que estropease tal belleza. Un perro fiel, que la admirase como él, y la protegiera de extraños cuando estuviera sola. De extraños como el que había osado afear tal hermosura.
Se levantó con esfuerzo, como si una fuerza sobrenatural tirase de su corazón hacia ella, impidiéndoles separarse. Pero tenía que trabajar. Colocó el chal, del mismo color perlado del vestido, alrededor del cuello, de manera que no se viese la herida suturada que había acabado con su vida, y cerró la bolsa.
En el plástico oscuro colocó la etiqueta. XXXa XXXez XXXXón, 12/11/1983 - 27/10/2011. Causa de la muerte: corte limpio de la arteria carótida. Lista para enterrar.
miércoles, 26 de octubre de 2011
Y como tantas, se preciaba de serlo.
Un buen día, conoció el amor. El de verdad. No importa que dure un día, una semana o toda una vida, el Amor marca para siempre.
Y Amor es el único que, sin quererlo y sin saberlo, se lleva consigo máscaras, maquillajes y bien estudiadas poses.
Bienvenido al mundo sensible (¿o invisible?)
martes, 11 de octubre de 2011
Les vacances (y ç'est fini)
Como tengo la capacidad de concentración de una mosca vietnamita tuerta, voy a ver si termino por fin el cuento de mis vacaciones, y cierro un tema y dejo esto preparado para lo que venga. Que, últimamente, por pereza y por no cortar el discurso, al final todo lo dejo a medias...
El segundo día comenzó con un English Breakfast de prueba, para ver cómo nos sentaban las alubias, tomate, champiñones, beicon y demás guarradas tan tempranito por la mañana. Y el caso es que sentaban bien...
Inmediatamente después (de recoger, comprar algo de comida en un super y encontrar nuestro camino), entramos en ruta y fuimos disfrutando del precioso paisaje, que no del muro, que todavía no daba señales de vida.
A las 11 o así el primer día de marcha comenzó a llover... y nunca terminó hasta el día siguiente a mediodía. Luego nadie se extrañe del intenso verdor de los campos y de los inmensos árboles frondosos...
Pero lo peor no fue eso, eso de ir mojados hasta el tuétano, que tocabas el pantalón con un dedo y escurría agua, lo peor es que en el siguiente "pueblo" (véase cuatro casas con un cacho asfalto) debimos de tomar el desvío equivocado, y terminamos yendo por un oscuro y tenebroso camino que, finalmente, nos llevó a un pequeño y bonito pueblo bastante cerca de nuestro destino, pero de eso no hablaré aquí.
Por fin en el pueblito, encontramos la oficina de turismo y nos dieron las indicaciones para ir hasta nuestra casa rural a través del bosque de los elfos...
Como eran las 16.00 o así, comimos una sopa china (0,11p.), que por ese precio fijo que era de Chernobil, y nos dormimos hasta las 19.00, hora de ir a la abadía a cenar. Y así, enlazando comida con cena, probamos la maravillosa cocina de la zona. Hamburguesa casera, con pan casero, cebolla roja, queso, unas patatas de espanto, deliciosa; y un Chicken leek pie, que todavía estoy buscando una buena receta para hacerlo yo en casa, porque era increíble. Y de ahí a dormir. Porque las series que estuvimos viendo estaban en inglés sin subtítulos, y no queríamos hacernos spoilers antes de verlas enteras. Y al día siguiente había que madrugar.
Al día siguiente, por fin cogimos el camino que era, después del que pensamos que sería el mejor desayuno de todo el viaje. Todos consistían en lo mismo, aunque variaba la calidad dentro de lo buenos que eran (tostadas, breakfast english tea, mermelada, cereales, y luego el breakfast típico: huevos, champis, tomate, salchis, bacon especial y creo que ya...). Al menos la primera parte, porque luego nos volvimos a perder. Íbamos tan contentos contando ovejas, y creemos que nos desviamos por el camino de las bicis, o yo qué sé, pero menos mal que un amable señor nos devolvió al buen camino, y por fin encontramos el muro de verdad.
Ese día fue una jornada bastante larga. Visitamos Birdoswald, donde comimos un delicioso sandwich y bebimos una repugnante basura con ginger. Repug, tanto el refresco de limonada como la cerveza. Con las fuerzas recuperadas seguimos andando hasta la siguiente casa rural, Saughy Rigg Farm, una granja ecológica que sobrevivía más o menos con sus propios recursos, un sitio espectacular en un entorno imposible de definir con palabras. El resto del día os lo dejo en fotos:
jueves, 1 de septiembre de 2011
Les vacances (2ª parte)
Continuando donde nos quedamos, llegamos sobre las 10 o así a Carlisle, y encontramos rápidamente nuestro hotel, que estaba justo enfrente de la estación. De hecho, desde nuestra habitación se veía la estación de trenes! (Al fondo, el edificio bonito; el de la esquina era el pub ruidoso)
Sin embargo, cuando entramos y le dijimos a la recepcionista que teníamos una habitación reservada, nos dijo que eso no era posible (ejem, a ver, la reservamos en abril...). Le enseñamos la impresión de nuestra reserva, con el número de reserva, y le dije que dos días antes me habían enviado un email de confirmación, así que era imposible que no tuviésemos habitación. Al final nos dio la llave y nos dijo que habría sido un problema informático, pero yo ya nos veía durmiendo en la calle. Si es que...
El County Hotel de Carlisle, de una cadena hotelera, es bastante humilde (y un poco cutrongo). Hace mucho calorcito dentro, y en la parte de nuestra habitación olía a comida. Tiene pinta de ser una de esas casas antiguas con habitaciones de servicio, etc., habilitada hoy como hotel. Nuestra habitación tenía una cama de matrimonio y una pequeña, un baño, un escritorio, un par de armarios, una tele y Tea facilities.
Si no hubiera pasado todo lo que pasó, habría estado hasta bien. Nada más llegar nos duchamos y nos pusimos a cenar unos sandwiches que nos habíamos llevado de casa y una sopa china de tomate totalmente repugnante. Cuando estábamos por el postre, en bragas (que hacía mucho calor) y viendo la tele, de repente oímos cómo alguien intentaba meter una llave en la cerradura. Durante un rato, intentaron abrir, hasta que nos dimos cuenta y ya nos vestimos y mi queridísimo héroe se acercó a ver qué pasaba.
Resultó ser un viejo borracho, que decía que aquella habitación era la suya y que dónde estaba su maleta. Todo lo que yo imaginaba era que el fulano era un alcohólico y que le habían largado del hotel; pero mi querido, que tiene más luces que yo, después de mucho aguantar el farfulleo del fulano, y su pie anclado en la puerta protestando, le dijo que mirase a ver la llave y, efectivamente, su habitación estaba un piso más arriba.
Entonces, el borracho violento y pegón se convirtió en un borracho amable que nos preguntaba que de dónde éramos y que lo sentía muchísimo. Y se fue.
Después del susto, que fue grande, apañé la habitación así para que nadie nos la pegara más y para poder dormir tranquila:
En la habitació hacía un calor bochornoso, así que estábamos durmiendo mal, poco y a cachos. En algún momento de la madrugada, cuando el bar ya había cerrado (porque no se oía la música), comenzamos a oir gritos bajo nuestra ventana. Estábamos en un primero, así que se entendía bastante bien.
La primera parte yo me la perdí - estaba algo adormilada, pero después mi queridísimo me dijo que había oído parte de los gritos, algo así como "Come on, come on, fight me, fight me, one by one!" (o sease, "venga, vamos, pelead conmigo, pelead conmigo, de uno en uno!"). Yo me empecé a despertar cuando empezaron a dar patadas justo bajo nuestra ventana, que parecía que se iba a caer la pared.
Yo pensé que estaban aporreando la puerta del hostel, quizás para que les dejaran entrar, así que ya estábamos los dos despiertos, y algo asustados. Quién cojones estaría montando ese escándalo, y lo que es peor, ¿les dejarían entrar?
Entonces, los dos oímos con claridad como otro chico le decía al del "fight me": "come on, put your gun down, put your weapon down". Aquello ya fue lo que nos faltaba. Nuestra cama justo junto a la ventana, y debajo de esta a punto de estallar una pelea de pistolas.
Después de un buen rato discutiendo, sin hablar en ningún momento de llamar a la policía, alguien adulto (por su voz lo supimos) les dijo algo y terminaron marchándose y permitiéndonos vivir un día más. Y cuando ya nos calmamos, pudimos dormirnos.
Ese fue el maravilloso primer día de llegada a Inglaterra, donde los pubs abren puertas, ventanas y música a tope, y los jóvenes pelean con pistolas en las calles. Welcome, tourists!!
martes, 23 de agosto de 2011
Les vacances
El caso es que, hacia la mitad del curso, empecé a preparar mis prácticas y me encontré con fotos y noticias del muro de Adriano, y se me ocurrió que, tal vez, algún año podríamos recorrerlo andando. El Muro lo mandó construir el emperador Adriano en torno al 122 de nuestra Era, aunque no se sabe muy bien si su función era impedir que entrasen los pictos o que salieran los romanos. Era un muro de unos cuatro metros de altura y de una anchura que variaba entre uno y tres metros, que cruzaba la isla de este a oeste (y viceversa). Hoy en día, el muro ha desaparecido en los extremos, donde más civilización hay, pero se conserva relativamente bien en la zona central, donde apenas hay pueblos ni casas (ni nada). A lo largo de este, además, se pueden ver diversos fuertes romanos más o menos excavados y algunos asentamientos romanos también, como el fuerte de Birdoswald, o los más conocidos de Vindolanda y Housesteads.
Cuando le conté a mi queridísimo todo el rollo, y le dije que nos podíamos ir el verano siguiente, cambió de opinión y me propuso irnos este año, así que allá que nos marchamos, casi totalmente preparados para la lluvia britana y para los ingleses raritos.
Nos fuimos el día 5, y volvimos el día 10, aunque me la haya tirado larga para contarlo aquí, a pesar de las promesas y los "sí, ya lo escribiré". Porque el caso es que anécdotas y aventuras ha habido para rato. Algunas ya las hemos contado, pero me daba infinita pereza contar diecisiete veces lo mismo, así que a partir de ahora remitiré aquí a quien me pregunte. Además, cualquiera que llegue o que quiera realizar este viaje, puede preguntar con toda confianza, porque nosotros ya lo tenemos organizado e implementado. Si volviéramos, cosa que espero, el viaje quedaría modificado. Pero eso para otra ocasión.
Día 1. Madrid - Manchester - Carlisle
El día comenzó bien. Teníamos el vuelo a las 16:35 desde Madrid con Ryanair (115,96€ los dos billetes, reservados el 20 de abril), y habíamos llegado con tiempo suficiente al aeropuerto. Con tanto tiempo que comimos incluso antes de que la gente empezara a hacer cola en nuestro mostrador. Y yo, rauda cual bellota, conseguí un meritorio tercer puesto en cuanto la pantalla puso el vuelo a Manchester. La puerta se abriría en torno a las 16.00, pero mucho antes puso que el vuelo se iba a retrasar como unos 45 minutos.
Entonces, en cuanto se lo comenté a mi queridísimo, apareció el primer crack. Detrás de nosotros, en la fila, había una pareja con su hija. Al enterarse del retraso, madre e hija se fueron a sentar a los bancos, y el padre empezó a hablar con nosotros. Y ya no calló más. Resulta que viajaba mucho con Ryanair, y es que no se podía coger vuelos pasado el mediodía, porque siempre van acumulando retraso. Por eso él cogía los vuelos bien por la mañana, que había conseguido hasta por un céntimo a Alicante. ¡Un céntimo! Fíjate bien.
Después se acercó a la ventana, porque había llegado nuestro avión, y comentó que habían llegado varias furgonetas de mecánicos y habían subido al avión, que a saber qué sería. Nosotros estábamos más preocupados por la hora. En el billete ponía que el avión llegaría a las 18.25 hora local, pero si se retrasaba una hora, al final íbamos a llegar a Carlisle a las 11, y ya se sabe cómo son los ingleses, que se acuestan pronto y todo, así que nuestra mayor preocupación era saber si llegaríamos a nuestro hotel.
Después de conocernos bastante de la vida viajera del Crack 1, por fin abrieron las puertas de embarque y conseguimos montar y coger sitio pronto, bien lejos de los señores parlantes, que queríamos un poco de tranquilidad.
Resultó que lo de "hora local" era mentirijilla; el vuelo eran dos horas, por lo que 17.30 + 2 = 19.30 - 1 hora en Inglaterra = 18.30. Es decir, íbamos a llegar a la hora prevista, así que igual hasta cogíamos el tren prontito. El vuelo fue fenomenal, como puede verse:
Y llegamos a la hora prevista. Un poco antes de aterrizar, había echado yo un ojo a la señora que viajaba en el asiento a nuestro lado, que antes había intentado entablar conversación con mi querido, que la había cortado rápidamente. Y pronto vi que la señora era inglesa y dije, "esta es la mía". Teníamos que saber cómo se pronunciaba Carlisle, que podía ser cualquier cosa (antes de darnos cuenta de que, como dijo ella, cortando Carl - isle, se pronunciaba como "isle", o sea, fácil). Y a partir de ahí nos contó toda su historia. Era una amable señora que se había puesto a estudiar traducción e interpretación siendo mayor; su exmarido (creo que español) estaba con su hija ahora, a la que habían ofrecido un papel en una obra de teatro de tres personajes para representar en un importante festival de teatro de Edimburgo, y se gastó con nosotros los caramelos de limón y pica pica de su hija. Muy maja la señora, y muy, muy habladora. Fue la que nos dijo que era algo extraordinario aterrizar en Manchester con aquel sol brillante en el cielo, que no lo había visto nunca.
Tras despedirnos raudos y veloces, como no teníamos equipaje, nos fuimos corre que te corre por las cintas de "feel like flash" hasta la estación de tren integrada en el aeropuerto, donde no nos quisieron aceptar la tarjeta de estudiante internacional para descuentos. Tenedlo claro. Para descuentos en el tren, solamente aceptan la British Railway Card. Pero Muhammad fue un señor muy amable, que nos vendió separados los billetes (con trasbordo), para que nos salieran más baratos, y nos ahorró casi 40 libras (66 libras dos billetes Manchester - Preston, y dos Preston - Carlisle). Entonces, disfrutando de la puntualidad británica, nos montamos en el tren y salimos a la hora clavada.
Y allí nos encontramos al Crack número 3. Montó en Manchester Piccadilly, me parece recordar. Era el típico inglés, rosita, con poco pelo, algo gordito y con olor a cervecilla. Pronto empezó a mirarnos y, como yo soy muy amable, le sonreía. Total, estábamos de vacaciones, el sitio era precioso, todo iba sobre ruedas, y además hacía solito. Y pasó lo que tenía que pasar.
"Where are you from?", preguntó. Y durante el resto del viaje hasta Preston, donde hacíamos transbordo y él se bajaba, nos fue contando su vida. Había estado varias veces en España por trabajo, e incluso ahora tenía una novia española. Le gustaba más el sur, porque hacía calor, aunque se ponía muy rojo, y porque te puedes tomar una cerveza y "tapas free!" (iiiiit's freeeeee), aunque en el norte las tapas son muy ricas. También nos contó no sé qué rollo de que había ganado el campeonato de rugby europeo en Málaga, que era entrenador, o algo así. Todavía seguimos investigando, no sea que hayamos conocido a alguien importante y no lo sepamos...
Es necesario señalar que había a nuestro lado una pareja de adorables ancianitos, y la señora intentó también hablar con nosotros, pero estaba demasiado lejos. Tendríamos que haberla animado a sentarse y charlar, hay que conocer a la plebe local, al fin y al cabo.
El segundo tren ya fue más aburrido. Íbamos solitos, era de noche y casi no se veía nada, aunque los paisajes eran impresionantes. Por primera vez vi las montañas de Reino Unido, las que están cerca del Lake District, que merecen la pena visitar. Y vi algo por la ventana del tren, algo raro. Al principio pensé "anda, mira, una vaca que parece un caballo" (era blanca y negra como las de milka); pero luego pasamos a su lado y no era así, era más bien "anda mira, un caballo que parece una vaca". A partir de entonces, los cowrses fueron los animales que más me gustaron de Inglaterra. (próximamente habrá una foto más cercana, non ti preocupare).
En Carlisle era ya de noche, un viernes, y habíamos olvidado que la gente también sale de fiesta, por lo que el hecho de que nuestro hotel estuviera frente a la estación pronto se convirtió en una desventaja, cuando vimos que entre medias había un pub con las puertas y ventanas abiertas de par en par y la música a toda hostia.
Pero ese no fue el único problema que tuvimos, fueron bastantes muchos más. Hoy nos reímos, pero entonces pasamos hasta miedo. Aunque hoy ya no me quiero alargar mucho más, que soy una pesada. Mañana continuaré con la siguiente parte del Día 1. Hasta entonces, buenas tardes y hasta mañana. :)
domingo, 17 de julio de 2011
El problema llega cuando, a veces, son decisiones erróneas. Entonces, la pasión y fuerza con que he reivindicado mis opiniones me pasa factura, y la gente me echa repetidamente en cara que me he equivocado.
Está bien. Estaba equivocada. No tendría que haberlo afirmado con tanta seguridad.
Lo demás y lo que pienso, me lo callo.
viernes, 15 de julio de 2011
Sería casi mejor doblar los billetes de 500 y metérselos por el ano a estos cabrones. Total, el dinero se va a ir a la mierda de todas formas...
domingo, 19 de junio de 2011
Unos llegan y otros se van...
Se retrasa lo inevitable, pero no tarda en suceder. Entristece cuando llega un momento muy temido, sobre todo cuando es inesperado. Pero hay que continuar. El camino sigue y sigue, pero son tus pies los que han de hollarlo.
Unos llegan, otros se van. Pero no lloremos por aquellos que mueren alcanzando su destino. No es nuestra la opción de decidir por los demás, ni nuestro tampoco el poder de conocer el curso del futuro.
Tan solo podemos vivir los tiempos que se nos han dado, sobrevivirlos, y continuar. The show must go on.
Cerrar una puerta no siempre supone clausurarla, ponerle mil cerrojos y echar la llave al mar. Quién sabe si los tiempos volverán, en que las palabras deban adornar oscuros muros. Quizás, tras algún tiempo, el eco de antiguas voces vuelva a resonar en la blogosfera. Pero no aquí ni ahora.
El tiempo se acaba, las teclas ya no resuenan en la oscuridad. Y mis versos suenan a despedida.
Por fin se ha cerrado un ciclo. Y esta vez es de verdad. La despedida es amarga pero segura. Ya no existe aquella añeja necesidad de explotar, ya no está. Por eso mantenerse aquí ya no tiene sentido.
Fuera quedan los fantasmas de otros tiempos. Las ideas que nunca cobraron forma. Los planes, las bromas, la gente, los amigos, el pasado.
Yo... tengo asuntos que atender. Los he pospuesto ya demasiado. Lamento anunciar que ha llegado el final. Ahora me iré. Os dedico mi más sentida despedida. Adiós.
lunes, 13 de junio de 2011
Jode', chacho, qué mal qu'istamos....
martes, 7 de junio de 2011
Cuanto más tiempo, menos tiempo
Ya estamos en junio, aunque no lo parezca ni remotamente. Hace frío, está oscuro, llueve... Más bien parece marzo. Pero esto ya se acaba.
Da igual si marzo, junio o sandalias, esto se acaba. Sin embargo, este año no va a ser un punto y aparte, sino un punto seguido. O punto y coma. Todo sigue, nada se detiene.
No hay descanso posible. Pero está bien. Ya volveré, ya. Cuando termine maquetaciones y demás líos en los que me meto feliz cual perdiz. Y volveré a contar cositas. Mientras, habrá que dedicarse a otros menesteres.
Como, por ejemplo, contar ovejas.
jueves, 19 de mayo de 2011
Ey, hola, qué tal!
Yo juego a Zombie Lane, Geography Challenge, Plants vs. zombies, traduzco latín y hago cosquillas a mi perro.
Pero acepto propuestas, que no me quedan niveles por subir :(
sábado, 14 de mayo de 2011
El cine
La verdad es que veo pocas películas y, las que veo, las veo en casa. Es mucho más cómodo, y ya sabéis que a mí me gusta mucho más ver series. Pero ahora se me han acabado todas. Cómo conocí a vuestra madre termina el martes que viene (la última temporada en inglés); Merlín y Dexter habían terminado en torno a diciembre / enero, y True Blood no empieza hasta finales de junio.
Empezamos a ver Roma, ya un poco viejilla, pero se terminó también. Y ahora que estamos ahorrando, decidimos hacer un exceso y pasarnos por el cine a ver Thor en 3D.
La última película que vimos en cine fue Furia de Titanes en 3D también, una de las primeras películas que sacaron. Parece ser que primero la hicieron en versión normal, y luego la tresdizaron, por lo que había escenas buenas, y escenas menos buenas.
Así que lo primero que notamos al colocarnos las gafas (además de que el 3D para los que tenemos astigmatismo no funciona muy bien...) fue la enorme diferencia que había entre ambas películas. Los efectos especiales y la técnica han sufrido un gran avance, que permite lograr que la nieve parezca caer en tu rostro, o que creas que te van a golpear los cachos de hielo que saltan hacia todas partes.
Esto ya lo había antes en otros formatos de cine (IMAX?), pero no en el cine 'de a pie'. Las entradas, en un cine bueno (este), por ser en 3D nos costaron 9 euros a cada uno con gafas incluidas, cosa que no hacen en otros cines, que las cobran (como el UGC Ciné cité de Equinoccio). Por tanto, 9x2= 18 euros por ver una película; esto es, 3000 pesetas de las antiguas (yo cuando era peque e iba al cine costaba 500, solo un dato).
El veredicto final: mereció la pena. De hecho, en cuanto saquen la de X MEN nueva, iremos también a verla en 3D, porque tiene una pinta impresionante. ¿Por qué, teniendo la posibilidad de descargar estas películas, vamos a verlas al cine?
Los efectos especiales del 3D son insustituibles, y los trailers dejan muy buen sabor de boca. Argumento, técnica e imagen llaman la atención, y merecen la pena gastar un poco más por verlo en cine.
Sin embargo, la cuestión es la película, no el cine. Hoy en día, la industria cinematográfica debería comenzar a pensar en adaptarse. Hay muchos efectos especiales, muchos avances en tecnología y lo que ellos quieran, pero una película cuyo argumento deje que desear no la iré a ver al cine aunque esté en 7D. Ni de coña.
Ahora lo que necesitan es aprovechar el filón de argumentos que enganchan para que los espectadores volvamos al cine. Poco a poco, la gente irá volviendo y el precio podrá bajar un poco para abrir de nuevo este mercado al gran público.
Todos echamos de menos, sobre todo los que viven de ello, salas a rebosar y cines con grandes colas; pero no se puede pedir que una mala película atraiga a mucha gente, que el público no es idiota.
Si he de gastar en algo hoy en día, será en cultura. Pero de verdad, no de esa que copiotea carteles para anunciar una mierda sacada de otra mierda.
Y si algún cineasta en busca de un director bombazo que le saque de la miseria lee esto, que se ponga en contacto conmigo, que le daré algunas buenas ideas para el futuro. Nuestro cine necesita una renovación para demostrar lo bueno que lleva dentro. Por mi parte, tiene un pequeño voto de confianza. Pero debe darse cuenta de que, a la vista de lo hecho por los Estados Juntitos, nos queda un largo camino por recorrer.
martes, 3 de mayo de 2011
The Lone Croquette
Sabía a lo que iba.
Perdía sus ojos en el horizonte, aunque se sabía observada. Con temor, con reverencia, con la vana esperanza de que pasara de largo, de que ignorase que estaba allí.
Ilusa, no tenía nada que hacer, ningún sitio al que ir, ningún lugar en el que esconderse. Y nadie, nadie que le ayudara.
"¿Acaso pensaste que te escaparías?", susurró.
Un paso más cerca.
"Te engañaste".
La agarró.
"Debiste imaginar que a estas horas tendría hambre...".
miércoles, 27 de abril de 2011
Ottoman y los apuntes almohadosos
Hoy he venido a defenderme de las vanas acusaciones que difaman de mí, acusándome de vago. ¿Vago, yo? Por Dios, pero si soy un joven atlético,
domingo, 24 de abril de 2011
Entrego sin mirar atrás retazos de esperanza, de alegría, de ilusiones compradas o lavadas con perlán, para que la gente olvide sus problemas. Doy consejos para situaciones en las que estoy, he estado, estuve, estaré, sabedora de que a mí me han funcionado.
Pero luego, por la noche, me pregunto si es así. Si es verdad que se han esfumado las preocupaciones. Si es que el tiempo que ha pasado se ha ocultado en las sombras, o está esperando en un armario, aguardando para saltarme al pasar.
El vacío, sin cena, y la melancolía, te hacen sonreír, sabedora de que únicas son tus soluciones y únicos tus problemas, porque no hay nadie como tú. Eso de que todos somos iguales es una vil mentira. Y te da igual, porque nada importa.
Tan solo que, por la noche, siempre te quedas un poco triste.
Edición anotada
Por eso, cuando el jueves antes de vacaciones dije: "Bah, el trabajo del Señor de los Anillos el lunes lo tengo hecho", tendría que haber previsto las consecuencias.
Sin embargo, no todo es culpa mía. La culpa es de los zombi... de la bibliografía. Cuando lees unos 12 o más manuales para hacer un solo trabajo, no debes asustarte si luego te salen 37 páginas y 45 notas a pie de página. Qué burra soy.
Por eso cada día escribo menos aquí. ¿Dónde se ha oído que un burro esté explotando escribiendo novelas? Debería contratar a un mono.
Pero algo bueno he descubierto después de hacer este long trabajo, y es que, si eres friki desde pequeño, un buen futuro te aguarda. Solo tienes que vivir una terrible tormenta vital, que te transportará al mundo de lo fantástico, sobrevivir sin tomar esa sustancia que produce somnolencia y olvido (somnolencia a mí? la reina de las marmotas? pse...), y salir con vida del descenso a los infiernos.
Si lo haces bien y superas tus pruebas, obtendrás tu medalla de héroe y el premio antes de volver a casa. Ordeal lo llaman los ingleses. Qué culta soy.
Eso sí, ahora tengo material para hacer trabajos y publicaciones en los próximos 15 años. Y he soñado con una estancia en Alemania. Venga, Apolo, cuéntame qué te estás callando...
martes, 12 de abril de 2011
Let there be rock!
domingo, 3 de abril de 2011
Esto, que podría llegar a desilusionarte, consigue que te fijes más en los detalles y concedas más importancia al cómo que al qué. De ese modo, ya no buscas tanto saber qué paso con Cleopatra, o con quién pactó César, o cómo terminó la guerra, sino las razones que te dan, los matices en los rostros, los sentimientos que sabes que esconden.
Miras detrás de las miradas, descubriendo lo que ellos saben y los demás desconocen. Curiosa forma de ver la vida, si es que hay otra.
Y entonces te das cuenta de que, en el fondo, el final siempre da igual. Lo único que importa es el camino.
martes, 22 de marzo de 2011
Confesiones de un cadáver en fase de putrefacción.
Sin embargo, luchar contra hermanos de sangre era distinto. Nadie nos preparó para ello. Nadie nos advirtió de que, desde el otro campo de batalla, nos llegaría la rasgada voz de su general, ensalzando valores y virtudes que nosotros también teníamos. Un general que, poco ha, era también el nuestro. ¿Qué pensar? ¿En quién confiar? Tu corazón te decía una cosa, el general de tu ejército otra. Ya no podías desertar ni cambiar de bando, la Fortuna te había colocado en un lado u otro sin importar tu opinión. Y ya no tenía arreglo.
Cuando la primera carga falló y se nos ordenó formar, todo se tornó a peor. Estábamos tan cerca que podíamos ver el sudor en la frente de nuestros compatriotas. Podíamos reconocer un rostro aquí, una armadura allá. Algunos sollozaban en silencio al reconocer a su hermano en el enemigo, a su padre, a alguien de su familia. Nadie nos había preparado para eso.
Y todos esperábamos la señal, como el perro que se agazapa en el arbusto esperando a saltar sobre la gacela, salvo que el animal ya no tenía hambre, y no ansiaba esa caza. El peso del escudo era mayor que en otras guerras. El pilum parecía más afilado. El enemigo estaba demasiado cerca. Se intercambiaban susurros, perdones, noticias de casa. Llevábamos más de diez años fuera. Alguno escuchó allí por primera vez, justo antes de morir, que había tenido un hijo. O que su padre había muerto.
Habría sido totalmente distinta la batalla si nuestro general no hubiera sido tan fuerte y tan capaz. A una orden suya, se nos olvidaron los prejuicios y los losientos. Éramos otra vez sus guerreros, sus veteranos de la Galia, sus máquinas de matar y conquistar. Y ahí se demostró la pasta de la que estábamos hechos.
Por eso morí yo. Porque reconocí en mi primer enemigo a un amigo de la infancia, un compañero de juegos, casi un hermano, cuya última carta rezaba orgullosa que acababa de tener a su primogénito varón. Y así, elevando una plegaria a Marte, a Juno y a cualesquiera dioses que me pudieran oír, me lancé sobre su espada y le deseé suerte de todo corazón para sobrevivir a aquella masacre.
Ojalá jamás nadie recordara con orgullo la miserable batalla de Farsalia".
domingo, 20 de marzo de 2011
Cerámica
Sin embargo, su enorme fragilidad ha hecho que muchas de esas obras de arte nos llegaran hechas cachitos.
A veces, cuando alguien tiene un golpe de inspiración, puede reconstruir la obra de arte que esos cachitos formaban antes de quedar destrozados, aunque nunca queda igual. Siempre falta algo, algún trozo se ha perdido, y jamás alcanza la misma solidez y equilibrio. Sin embargo, puede apreciarse su belleza.
Otras veces, en cambio, sucede al contrario. Alguien recibe una obra de arte, y con su torpeza o su falta de atención, termina en un millar de fragmentos de formas variadas y bordes cortantes. Así, disuade a posibles interesados en tratar de reconstruirla, y se queda desfigurada y vacía para toda la eternidad.
lunes, 14 de marzo de 2011
Los amigos son.
Ya hace muchos, muchos años, un señor muy emperifollado y de lenguaje grandilocuente habló sobre la amistad y dijo cosas tan importantes que no me atrevo siquiera a parafrasearlas.
Esto demuestra que la reflexión sobre la amistad no viene de ayer. Es una preocupación humana que se remonta a nuestros más lejanos antepasados, puesto que implica un vínculo físico, psicológico y emocional, que en su momento aseguró la supervivencia real, y que hoy sirve de guía en los momentos difíciles.
Hay muchos tipos de amigos. Algunos son como los teléfonos: tienen doble entrada, hablan y escuchan, pero pueden ser también de dos tipos diferentes. Puede ser un teléfono fijo, que siempre está cerca de ti, y que además alterna con la presencia directa directísima.
Pero también puede ser un teléfono móvil. Este puedes llevarlo contigo aunque esté apagado. No necesitas estar todo el rato con él de la mano, pero sabes que, si llamas, va a estar ahí. Puede que alguna vez esté fuera de cobertura, pero te enviará un mensaje corto, o te devolverá la llamada. Estos son buenos amigos, aquellos que no necesitan tenerte en persona para ayudarte y ser por ti ayudados.
Otros amigos son como el telefonillo del portal. Nunca los ves, y ellos no te hablan desde arriba, pero sabes que, cada vez que llamas, te van a responder siempre que estén en casa, e incluso te invitarán a subir. Para estos amigos el contacto no es tan importante. Da igual que estés lejos, que haga ya meses que no habléis. En cuanto llames, responderán como siempre. Y el apoyo mutuo estará asegurado.
Otros amigos son como la radio. Ellos hablan, hablan, hablan, y no te dejan intervenir. Además, a veces tienen interferencias, o no estás en su onda, por lo que da igual lo que tú hagas: ellos seguirán a su rollo sin ti.
También están los amigos CD rallado. Tienen una melodía que, en principio, te gusta, te encanta. Pero llega un momento en que se ralla y suena siempre a lo mismo. Entonces, te empeñas en escuchar ese CD una y otra vez, pero te cansas de escuchar una música ya conocida y, además, deteriorada por el uso.
Lo que es una pena es que los amigos en formato digital, los de la infancia, normalmente ya no se conservan. A veces hacemos un esfuerzo ingente para que no se pierdan, buscamos el modo de adaptarlos a nuestra realidad actual, o incluso los pasamos a otros formatos. Pero no siempre funciona.
A veces, también, sucede que las tarifas de llamada a algunos amigos es demasiado cara. Puedes permitirte llamarlos una vez, dos, pero cuando te das cuenta de que les da igual (o eso te hacen ver), con todo el dolor de tu corazón dejas de llamar y procuras ahorrar para el resto de tus amigos que te demuestren interés por tus problemas.
Esta no es una clasificación rígida e inamovible, al contrario. Un buen amigo puede pasar, perfectamente, de ser teléfono o telefonillo a ser un vulgar CD rallado, o una radio que te ignora y a quien le da igual lo que tu pienses o sientas.
Es la gran desgracia y penuria de la humanidad. El alma mezquina del ser humano se cansa pronto de sus teléfonos, y se deshace de ellos como vulgares aparatos que ya no valen de nada. Es lícito hacerlo, por supuesto, lo mismo que ser cada vez un tipo distinto de aparato digital. Lo que no se puede esperar es que, si tú eres una radio, los demás sean para ti un teléfono.
Pues sí, una verdadera lástima...