lunes, 31 de mayo de 2010

Puso los ojos en blanco. Era la enésima vez que tenía que explicárselo. ¿Es que no iba a comprenderlo nunca?

Dio media vuelta, y recorrió el breve espacio vacío hasta la ventana. El sol comenzaba ya a apagarse, y las sombras del ocaso se deslizaban juguetonas por entre los resquicios de la habitación. Le costaba concentrarse, más aún con la creciente sensación de que estaba - absurdamente - perdiendo su valioso tiempo.

Se acercó con una educada sonrisa a la silla que había junto al diván y se sentó por última vez. Su paciencia, por ese día, se había agotado.

- Muy bien, mamá, vamos a dejarlo. Vete si quieres a hacer la cena. Yo voy a jugar.

La niña se bajó de la silla, y dio unas suaves palmaditas en la mano de su compungida madre. Al fin y al cabo, no era culpa suya.

El polvo brillaba sobre el escritorio de madera. Eran las ocho, la lección había terminado.

lunes, 24 de mayo de 2010

No es menos dolor por no sentirlo vivo

"Cómo has podido acabar así. Tenías todo el futuro por delante, el mundo habría caído a tus pies. Hice todo cuanto estaba en mi mano, te procuré la mejor educación, te di las armas con que comerte el mundo, te hice grande.

Fui padre cuando eras niña, amigo cuando creciste, hombro para llorar al hacerte mujer. Seguí tus idas y venidas, tus pros y tus contras, alegrías y penas, llantos y risas. Junto a ti pasé el mejor, y con él el peor, momento de mi vida. A tu lado me di cuenta de cuáles eran los valores que de verdad importaban.

Desdeñé tu belleza como factor de tu éxito, al ver que de veras tu corazón tenía algo de especial. En tus ojos brillantes se reflejaba el Todo del Universo, la Nada de la Noche, la Luz de un Nuevo Amanecer. Todo tu potencial, agotado; toda tu vida, truncada; todos nuestros sueños, quebrantados.

Y todo por una estúpida minucia que ya jamás serás capaz de apreciar. Tal vez, si abrieras los ojos, podrías darme un consuelo, un mudo alivio que nunca encontraré. Así quizá un mañana, lejano aún - ¡no lo vislumbro! -, podré mirar al frente y decir: eres recuerdo.

Hasta entonces, tuyas serán mis noches, tuyas mis palabras, tuyos mis versos sin musa, que cantaré al son de una lira sin cuerdas. Hasta entonces, buenas noches, mi amor, y dulces sueños. Tu príncipe de caballo embridado parte a lo lejano. Este cuento no tiene un final feliz".

Vi en sus ojos el reconocimiento, la fría certeza de que había llegado el fin. No me sorprendieron sus palabras.

- Es ella. Guárdela en su caja por última vez. Ya no sirven las palabras en el aire...

Sin embargo, nunca logré comprender el sentido de su despedida. "Escóndala ya, doctor. Es mi hija".



viernes, 21 de mayo de 2010

Envidia, el eterno mal de los mediocres

Llevaba un tiempo ya esperando algo así, aunque había abandonado la esperanza, una vez pasado tanto tiempo. No hay cosa que más me exaspere que la mediocridad, sobre todo cuando a ella va estrechamente unida la falsedad, el cinismo, y la pretensión de grandeza. Y cuando encima nos creemos guapos, pues ya se me va el santo al cielo.

Para aquellos que me conocen bien será muy significativo el dato de que llevaba dos horas jugando a diferentes juegos de plataformas, cuando he tenido que parar para escribir este pequeño fragmento. HE DEJADO EL JUEGO por causa de lo que ví, por lo que os podréis hacer perfectamente a la idea de la ira que hierve en mi interior.

Es muy sencillo, mucho, criticar cuando solamente se ve algo desde fuera, cuando todo se filtra por una supuesta objetividad, ya mancillada por palabras viejas y por frases cargadas de falsedad. Por eso, cuando se pretende recrear una atmósfera y las palabras de varios testigos, ya los autores antiguos sabían que no se refleja el mismo discurso, ni las mismas ideas, ni el mismo sentido de las cosas.

Ya Salustio, o Tito Livio, o mi amigo Tácito, daban buen uso a los discursos que recreaban, ensalzando al enemigo con una elevada retórica, en la idea de que así elevarían aún más la victoria de su pueblo. Sin embargo, nadie cree hoy en día que las palabras de Catilina, de Yugurta, de Hanibal, o de cualquiera de los múltiples enemigos cuyas palabras leemos ahora en una lengua que no era la suya, nadie, como digo, cree que fuesen las que de verdad ellos pronunciaron. ¿Vamos a creer hoy lo que alguien pretende que otras personas han dicho?

No solo me vale este ejemplo, sino que podría servirme también de juegos infantiles como 'el teléfono escacharrado' para confirmar que mi teoría es válida. Nadie recuerda con exactitud las palabras de otro, y cuánto menos cuando de esas palabras dista tiempo.

Sin embargo, no solo se trata de lingüísticas confusiones que nos llevan al absurdo; es también absoluta la falta de conciencia acerca de lo que hay detrás lo que nos conduce a presentar un discurso parcial y poco objetivo, dado que no se llega a conocer la motivación real de las acciones de otros.

Pobre es la opinión que se sustenta en lo que se deduce erróneamente y, como digo, pobre es la persona que a esa opinión se aferra. No voy a ser vulgar, porque entonces se revolverían todos los santos en su tumba, solo diré que aquel que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Y en este caso podría ser yo quien mirase, casi afirmando, casi basándome en la mirada de otros, casi segura, casi asesina, quien dijera que lo de copiar en los deberes se lo dejo a los niños. Veritas filia temporis, dejémosle al karma lo que la ley no permite que resolvamos en persona. Eso sí, cuanto de verdad llevan las letras no lo entienden quienes mal las interpretan.

Ya llegará mi momento de hablar.

lunes, 17 de mayo de 2010

Le cadavre exquis boira le vin nouveau

"Lo he estado pensando mucho, de verdad,
pero creo que lo nuestro es imposible".



"Podríamos haber tenido un brillante futuro,
incluso unos hermosos querubines..."


"...pero la sangre sale fatal
de las alfombras".
*Texto y diseño propios.

domingo, 9 de mayo de 2010

Hoy soy pasto de las llamas...


Soy consciente de que debo emails, post, respuestas y cosas varias, pero se me come el tiempo.

Hoy, como Empédocles, florecida en ampollas, mi lengua debo retener. No morderé fuerte para que no sangre, pero prometo una pronta vuelta.

Curiosidad: la mayor parte del casting de Perdidos han aparecido como personajes secundarios en la serie CSI Las Vegas. Ya nos hemos encontrado a Jin (
Daniel Dae Kim), Boone (Ian Somerhalder), Sawyer (Josh Holloway), alias 'mojabragas', y Juliet (Elizabeth Mitchell), así como a otros personajes de la mítica serie Dexter, como este, que también salió en Perdidos.

¿La casualidad existe?

Edit: también hemos visto hoy a Brian Moser, aka Rudy Cooper (Christian Camargo), más conocido como The Ice Truck Killer. El mundo es un pañuelo...

jueves, 6 de mayo de 2010

Pollo al vapor

Me da mala espina la gente que tengo demasiado cerca. Me cuesta confiar, y continuamente me recuerdo que ellos también saben hablar.

Historia, magistra vitae, y esa es una de las principales razones de que haya cambiado tanto. ¿De verdad? No, en absoluto. O al menos nadie va a ser capaz de comprobarlo. Pero es cierto.

Reconozco que soy soberbia y hasta algo prepotente, que considero a la mayoría de gente muy inferiores, no a mí, sino a lo que deberían ser. La gente es gentuza, gentuza, gentuza...

Y es que es verdad. La sinceridad ha desaparecido, ya no se valora, ni se puede encontrar con facilidad. A veces tengo tentaciones, me siento débil, y quiero abrir mi corazón, ofrecer un hombro y encontrar el apoyo que me faltaba. Tener a alguien con quien cotillear, alguien con quien despellejar, alguien a quien escuchar cuando tiene problemas. Y a esto se añade mi maldita costumbre de querer arreglar el mundo. Ni que fuera carpintera...

Y cuesta darse cuenta. Darse cuenta de que tienes un pegamento superglú, de esos que lo arregla todo, y que no lo puedes usar. El tiempo te ha recluido en un pequeño espacio, en una ínfima habitación donde tu pegamento se pudre, se endurece, te pega los dedos y los ojos, para que ya no puedas llorar.

Por eso desconfías de la gente que tiene las manos limpias. Y de aquellos que se acercan demasiado. Lamentablemente, muy poca gente llega a conocerte y a apreciar los matices, a ver qué es lo que ha pasado y por qué. A ver lo que ya no está, a ver el espejo que recompusiste de débiles cristales que ya no brillan, opacos y rallados.

Y por eso ahora tu imagen se te muestra parecida, aunque algo rota. Borrosa en los contornos, desconocida. Pero la gente no se fija en el espejo, solo alcanza a ver la sombra que proyectas en la pared.

Y las sombras no tienen colores.

martes, 4 de mayo de 2010

¿Pero qué es esto?

¿Qué tipo de educación estamos dando a nuestros jóvenes?

Llevo un tiempo ya extremadamente ocupada haciendo trabajos con mi queridísima. Han sido momentos duros para ambas; para ella por aguantarme a mí, para mí por aguantarla a ella; sobre todo por darme cuenta de la ineptitud de algunos docentes.

Es lamentable que haya profesores que, durante todo un curso académico, pongan a un alumno sistemáticamente la misma nota por prejuicios sin base, mientras que a otros, por criterios que no mencionaré aquí, les pone otras notas superiores, de un modo completamente arbitrario.

Y no solo es triste eso, la subjetividad infundada e infantil que se demuestra, sino también el que exijan nivel cuando en sí mismos no lo hay. ¿Cómo es posible que una profesora de lengua española sea capaz de cometer aberraciones ortográficas y de puntuación, y a la vez permitirse criticar si un texto literario es o no correcto?

La desmotivación, que va de mano del suspenso, es la primera gran catástrofe a la que deben enfrentarse los alumnos de semejantes elementos. Y el segundo, la convivencia diaria. Si hay personas cuya naturaleza impide que sean buenos docentes, ¡no les dejemos serlo! No podemos permitir, de ninguna manera, que aquellos no dotados tengan en sus manos el futuro educativo de este país. ¡Ni de ninguno!

Y en esto hay que cambiar. Y va a ser difícil. MUY DIFÍCIL. Porque lo que YA hemos perdido es su confianza, sus ganas de aprender, sus ganas de trabajar, el esfuerzo que pudieran haber querido entregar a un profesor competente. Eso ya no está, y va a ser muy difícil que vuelva.

Tengamos paciencia, hermanos docentes, algún día llegaremos, y tendremos que estar preparados para luchar por el ideal, una educación digna y adecuada, el docere y el delectare unidos, para que deje de odiarse el instituto.

Sin embargo, ya pueden darnos muuuucha paciencia, porque si no, alguno acaba colgao de las orejas...