domingo, 24 de abril de 2011

Edición anotada

Ha llegado un momento de mi vida y, sobre todo, del curso, en el que las palabras "esto tiene que estar terminado el martes" suponen la peor maldición posible sobre un trabajo, porque entonces no estará terminado el martes (por supuesto), pero tampoco el miércoles y ni siquiera el jueves.

Por eso, cuando el jueves antes de vacaciones dije: "Bah, el trabajo del Señor de los Anillos el lunes lo tengo hecho", tendría que haber previsto las consecuencias.

Sin embargo, no todo es culpa mía. La culpa es de los zombi... de la bibliografía. Cuando lees unos 12 o más manuales para hacer un solo trabajo, no debes asustarte si luego te salen 37 páginas y 45 notas a pie de página. Qué burra soy.

Por eso cada día escribo menos aquí. ¿Dónde se ha oído que un burro esté explotando escribiendo novelas? Debería contratar a un mono.

Pero algo bueno he descubierto después de hacer este long trabajo, y es que, si eres friki desde pequeño, un buen futuro te aguarda. Solo tienes que vivir una terrible tormenta vital, que te transportará al mundo de lo fantástico, sobrevivir sin tomar esa sustancia que produce somnolencia y olvido (somnolencia a mí? la reina de las marmotas? pse...), y salir con vida del descenso a los infiernos.

Si lo haces bien y superas tus pruebas, obtendrás tu medalla de héroe y el premio antes de volver a casa. Ordeal lo llaman los ingleses. Qué culta soy.

Eso sí, ahora tengo material para hacer trabajos y publicaciones en los próximos 15 años. Y he soñado con una estancia en Alemania. Venga, Apolo, cuéntame qué te estás callando...

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