miércoles, 27 de abril de 2011

Ottoman y los apuntes almohadosos

Hola, soy Otto. Quizás me recuerden de otras entradas como 'Pero qué moñas soy ^^' o '(Mi dueña es tan rancia que no sabe ni poner un título)', donde se me permitía hablar un poco de mí mismo.

Hoy he venido a defenderme de las vanas acusaciones que difaman de mí, acusándome de vago. ¿Vago, yo? Por Dios, pero si soy un joven atlético,


deportista,



¡ e indudablemente activo!



¡Qué desfachatez! Seguro que ninguno de vosotros se lo cree, esas crueles mentiras. Pero en fin, voy a descansar un poco. Me apoyaré en estos apuntes que han dejado aquí. Total, la cama es mía, quién me va a decir nada!


:)


domingo, 24 de abril de 2011

Por la noche siempre me quedo un poco triste. No importa lo que vea, lo que oiga, lo que lea. Por la noche siempre me quedo un poco triste.

Entrego sin mirar atrás retazos de esperanza, de alegría, de ilusiones compradas o lavadas con perlán, para que la gente olvide sus problemas. Doy consejos para situaciones en las que estoy, he estado, estuve, estaré, sabedora de que a mí me han funcionado.

Pero luego, por la noche, me pregunto si es así. Si es verdad que se han esfumado las preocupaciones. Si es que el tiempo que ha pasado se ha ocultado en las sombras, o está esperando en un armario, aguardando para saltarme al pasar.

El vacío, sin cena, y la melancolía, te hacen sonreír, sabedora de que únicas son tus soluciones y únicos tus problemas, porque no hay nadie como tú. Eso de que todos somos iguales es una vil mentira. Y te da igual, porque nada importa.

Tan solo que, por la noche, siempre te quedas un poco triste.

Edición anotada

Ha llegado un momento de mi vida y, sobre todo, del curso, en el que las palabras "esto tiene que estar terminado el martes" suponen la peor maldición posible sobre un trabajo, porque entonces no estará terminado el martes (por supuesto), pero tampoco el miércoles y ni siquiera el jueves.

Por eso, cuando el jueves antes de vacaciones dije: "Bah, el trabajo del Señor de los Anillos el lunes lo tengo hecho", tendría que haber previsto las consecuencias.

Sin embargo, no todo es culpa mía. La culpa es de los zombi... de la bibliografía. Cuando lees unos 12 o más manuales para hacer un solo trabajo, no debes asustarte si luego te salen 37 páginas y 45 notas a pie de página. Qué burra soy.

Por eso cada día escribo menos aquí. ¿Dónde se ha oído que un burro esté explotando escribiendo novelas? Debería contratar a un mono.

Pero algo bueno he descubierto después de hacer este long trabajo, y es que, si eres friki desde pequeño, un buen futuro te aguarda. Solo tienes que vivir una terrible tormenta vital, que te transportará al mundo de lo fantástico, sobrevivir sin tomar esa sustancia que produce somnolencia y olvido (somnolencia a mí? la reina de las marmotas? pse...), y salir con vida del descenso a los infiernos.

Si lo haces bien y superas tus pruebas, obtendrás tu medalla de héroe y el premio antes de volver a casa. Ordeal lo llaman los ingleses. Qué culta soy.

Eso sí, ahora tengo material para hacer trabajos y publicaciones en los próximos 15 años. Y he soñado con una estancia en Alemania. Venga, Apolo, cuéntame qué te estás callando...

martes, 12 de abril de 2011

Let there be rock!

Hoy os voy a dejar con una cancioncilla. Normalmente trabajo con música, y esta me tiene supermotivada, así que la compartiré. Al fin y al cabo, hace ya mucho tiempo que alguien dijo 'Hágase el rock!'.


domingo, 3 de abril de 2011

Lo malo, pero a la vez lo bueno, de ver películas o series, o de leer novelas de tema histórico es que, muchas veces, ya conoces el final.

Esto, que podría llegar a desilusionarte, consigue que te fijes más en los detalles y concedas más importancia al cómo que al qué. De ese modo, ya no buscas tanto saber qué paso con Cleopatra, o con quién pactó César, o cómo terminó la guerra, sino las razones que te dan, los matices en los rostros, los sentimientos que sabes que esconden.

Miras detrás de las miradas, descubriendo lo que ellos saben y los demás desconocen. Curiosa forma de ver la vida, si es que hay otra.

Y entonces te das cuenta de que, en el fondo, el final siempre da igual. Lo único que importa es el camino.