viernes, 30 de noviembre de 2012

El ruiseñor y la rosa.

"—No necesito más que una rosa roja —gritó el ruiseñor—, una sola rosa roja. ¿No hay ningún medio para que yo la consiga?

—Hay un medio —respondió el rosal—, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo.

—Dímelo —contestó el ruiseñor—. No soy miedoso.

—Si necesitas una rosa roja —dijo el rosal—, tienes que hacerla con notas de música al claro de luna y teñirla con sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en mis espinas. Cantarás para mí durante toda la noche y las espinas te atravesarán el corazón: la sangre de tu vida correrá por mis venas y se convertirá en sangre mía.

—La muerte es un buen precio por una rosa roja —replicó el ruiseñor—, y todo el mundo ama la vida. Es grato posarse en el bosque reverdecido y mirar al sol en su carro de oro y a la luna en su carro de perlas. Suave es el aroma de los nobles espinos. Dulces son las campanillas que se esconden en el valle y los brezos que cubren la colina. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?".

Extracto del cuento de Óscar Wilde, El ruiseñor y la rosa.


jueves, 29 de noviembre de 2012

martes, 27 de noviembre de 2012

Si yo...

If I were a boy.

Si yo fuera más fuerte.

Wenn es weniger wichtig wäre.

Si el silencio pesase un poco menos.

Y las palabras revoloteasen un poco más.

Tal vez los secretos no arraigarían tan adentro.


jueves, 22 de noviembre de 2012

Aferro con mis manos frías una taza de té ardiendo. Menta y miel. Soy como una mala hierba, nunca muero. Nunca desaparezco del todo. Nunca termino de disiparme en esa niebla que envuelve mi vida y que oculta mis secretos. Me han visto aquí, allí. Con un nombre u otro. Con un rostro, una máscara, con un disfraz que no es mentira y que revela más de lo que tapa. 

He visto cosas que os darían miedo. He vivido, he muerto, he resucitado. He olvidado lo que es dar con las manos llenas, amar una caricia y un suspiro. Ya no recuerdo las lágrimas heladas que se convierten en cristales de miríficas formas que transforman la luz en mil colores. 

Pero he vuelto. Como vuelven siempre las golondrinas en primavera. Como vuelven siempre los sueños a nuestra mente dormida. Como vuelve siempre la muerte cuando ya hemos olvidado su última visita. Y quizás no me vaya nunca. O tal vez sí. Nadie lo sabe. 


S.