miércoles, 24 de febrero de 2010

Cuentan...

Cuentan que allá en un país muy lejano, donde el Sol es el rey y los hombres tienen pieles oscuras como el carbón, donde el tórrido desierto oprime con sus ardientes garras toda vida, cuentan que allá existe (o existía) un pájaro de fuego, al que algunos llamaron Fénix.

Cuentan los que le han visto - que son pocos, que es un ave de especial belleza y de canto poco común, cuyas notas refrescan el alma de aquellos afortunados que pueden oírlo.

Dicen que sus plumas son rojas como la sangre, y su pecho naranja por el fuego de su corazón, que sin embargo permanece apagado la mayor parte del tiempo. Tiene ojos negros, profundos, como imbuidos por las largas edades de los hombres, de las que - dicen - ha sido testigo.

Pero aquello de lo que todos se sorprenden, que corre de boca en boca entre niños y abuelos, es de la historia del ave Fénix. Pues dicen que siempre y cada vez que su corazón se entusiasma por completo con algo (pues es un ave de gran inteligencia, ¡casi humana!), sus latidos podrían incluso oírse desde fuera, su pulso se acelera, y el fuego lo consume por completo en su pasión.

Y después, al cabo de tres días, resurge como cría de sus propias cenizas, para volver a crecer, vivir, y apasionarse hasta la muerte una vez más.

2 comentarios:

Ojo de gato dijo...

Hakuna Matata :D

Hinageshi dijo...

http://www.liamalexander.com/blog/wp-content/uploads/2008/12/dexters_boat.jpg

:)