Acarició su rostro dormido, sus mejillas sonrosadas, y la abrazó, en un vano intento por protegerla del mundo. Cerró los ojos, mientras una lágrima fugitiva escapaba de su ojo sano.
¿Cómo podría ella, algún día, explicarle lo que acababa de suceder? ¿Cómo podría explicarla alguna vez...? Un mechón se desprendió sobre su rostro, y no se molestó en sujetarlo.
Sollozó en silencio, consciente de que ese momento llegaría, consciente de que el dolor tal vez fuera demasiado difícil de soportar. Y contuvo un fuerte grito en su garganta, y la abrazó. Era lo único, lo mejor que podía ofrecerle. Tratar de llenar el vacío, tratar de ocultar aquella incesante oscuridad que amenazaba la existencia de...
Cubrió sus labios con una mano, y miró hacia otro lado. Jamás tendría que haber sucedido así, jamás tendría que haberlo permitido... Pero ahora el sol se ocultaba en el horizonte, y su cuerpo fatigado no podía ya más.
Se acurrucó, intentando dar calor al cuerpo que yacía junto a ella, intentando protegerlo de todo mal, intentando escapar de sus recuerdos, para nunca tener que explicar...
1 comentario:
Me encantan las lágrimas fugitivas, sabiendo incluso lo que significan.
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