domingo, 24 de abril de 2011

Por la noche siempre me quedo un poco triste. No importa lo que vea, lo que oiga, lo que lea. Por la noche siempre me quedo un poco triste.

Entrego sin mirar atrás retazos de esperanza, de alegría, de ilusiones compradas o lavadas con perlán, para que la gente olvide sus problemas. Doy consejos para situaciones en las que estoy, he estado, estuve, estaré, sabedora de que a mí me han funcionado.

Pero luego, por la noche, me pregunto si es así. Si es verdad que se han esfumado las preocupaciones. Si es que el tiempo que ha pasado se ha ocultado en las sombras, o está esperando en un armario, aguardando para saltarme al pasar.

El vacío, sin cena, y la melancolía, te hacen sonreír, sabedora de que únicas son tus soluciones y únicos tus problemas, porque no hay nadie como tú. Eso de que todos somos iguales es una vil mentira. Y te da igual, porque nada importa.

Tan solo que, por la noche, siempre te quedas un poco triste.

1 comentario:

Hinageshi dijo...

A mí me gusta sentirme triste en esos momentos.