11.56 de la mañana. Una hora intentando estudiar. No hay manera.
Tengo hambre y no me concentro. Mis defensas han caído. Voy a la cocina a por un pastelito.
Abro el armario y busco algo, pero no lo encuentro.
De repente, una pinza sale disparada hacia mí, me golpea y cae al suelo.
La miro. Miro al armario. Me río. Pero qué coj...
Cuando una pinza te ataca porque vas a coger un pastelito para ver si te concentras mejor estudiando, lo único que puedes hacer es ponerla en su sitio y volverte a la mesa. Quién sabe lo que te pasará si te lo comes...
Muchas veces, el Universo sabe lo que nos conviene mucho mejor que nosotros mismos.
Tengo hambre y no me concentro. Mis defensas han caído. Voy a la cocina a por un pastelito.
Abro el armario y busco algo, pero no lo encuentro.
De repente, una pinza sale disparada hacia mí, me golpea y cae al suelo.
La miro. Miro al armario. Me río. Pero qué coj...
Cuando una pinza te ataca porque vas a coger un pastelito para ver si te concentras mejor estudiando, lo único que puedes hacer es ponerla en su sitio y volverte a la mesa. Quién sabe lo que te pasará si te lo comes...
Muchas veces, el Universo sabe lo que nos conviene mucho mejor que nosotros mismos.
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