miércoles, 22 de septiembre de 2010

Der Frühling blutet in Paris

A veces, el manantial en la montaña se seca, y los riachuelos ya no bañan las riberas del mar.

A veces, el invierno se hace demasiado largo, y la primavera a su llegada no ve más que arena, polvo y sal.


A veces, cuando uno escucha demasiado a esa pequeña vocecita que nos susurra en las oscuras horas nocturnas, las palabras se hacen grandes como gigantes, los sueños se tornan en terroríficas pesadillas, y las mentiras se hacen verdad.

Las hojas ya no crecen en los árboles.

Los niños no sonríen como antes.

Las silenciosas teclas lloran.



Pero bajo el agua, sumergidas, ¿quién lo notará?

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