viernes, 3 de septiembre de 2010

2

Las ramas crujían bajo sus pies mientras avanzaba hacia el este. La campanilla ya no sonaba, pero podía oír, cada vez más cerca, el sonido del metal contra el metal, y de vez en cuando ver un leve resplandor entre los árboles.

Se detuvo unos segundos, inspirando profundamente. Podía identificar, al menos, seis flores distintas a su alrededor, y su aroma flotaba en el aire primaveral. Podría haber sido un día perfecto, podría haber sido un día diferente, podría... Daba igual, ya daba lo mismo.

Parpadeó una sola vez y siguió avanzando. Sus piernas comenzaron a apresurarse, como si su mente adelantase lo que debía esperar. Salió de la espesura con sus espadas en alto, y se lanzó contra el grupo que batallaba. Entonces lo vio.

El último disparo de un mago antes de morir dio de lleno en su coraza, haciendo que cayera al suelo de rodillas, y ya no se pudo levantar. Ella corrió sin mirar atrás, tratando solo de proteger su retirada. Faltaban un par de metros y saltó, elevándose por encima del cuerpo, que yacía sobre un costado, inconsciente, y cayendo en medio de los enemigos.

Sus dos espadas comenzaron una danza infernal, parando una estocada aquí, rebanando un cuello allá, sin cesar, eliminando sistemáticamente a todo el que se alzara ante ella.

Cuando el flujo de enemigos pareció ralentizarse, arriesgó una mirada atrás, a tiempo de ver a un compañero que llegaba.

"Sácalo de aquí. Ahora".

El otro pareció dudar, pero una mirada amenazadora le hizo decidirse rápido. Apoyó el brazo del caído sobre sus hombros, y lo despertó ligeramente. "Vamos, colabora. Volvemos". Él se giró, desorientado, y la vio.

Sus miradas se cruzaron, apenas un segundo, antes de que ella volviera a la batalla, dándoles la espalda. Entonces, se resignó y comenzó a avanzar. Solo esperaba que ella tuviera tiempo de volver también antes de que regresaran los enemigos. Vendrían más y más fuertes, y ella no podría aguantar. Tendría..., tendría que..., tendría que resistir...

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